Columna
Que no le digan…
Por Mario A. Medina
Claudia no es Portes Gil, Ortiz Rubio ni Abelardo Rodríguez
Agencia Parlamento y Debate.- Mi columna de la semana pasada _Cuando “soñaron” un golpe de Estado contra AMLO_, un compañero periodista que es un lector de mis textos y un buen crítico y le gusta rebatirme, me reviró: “A quién va a golpear será a Claudia”; y es que él califica a López Obrador de “autócrata”.
Hice uso de un “emoji”, de un German Monsters con un “jajajaja”. Su respuesta fue inmediata: “Ríe, pero así ha mostrado ser. Mi bronca es con AMLO y su demagogia. Claudia tiene mi confianza, es estudiada y mucho más inteligente que el macuspano. Ojalá la deje ser y gobernar”.
Le Contesté: “Es más la propaganda de que AMLO es un autócrata. Ella va poder gobernar sin que Andrés la busque manipular. Tú lo has dicho, es una mujer inteligente”.
Rechazó que haya “tal propaganda”, porque su estilo de gobernar, insistió- es autocrático, porque “sólo mis chicharrones truenan”.
Para mostrarme que tiene la razón, me mandó el editorial del periódico Wall Street Journal (WSJ), donde se afirma que AMLO “podría gobernar tras bambalinas luego de dejar el cargo”.
La afirmación del diario no es nueva; desde antes del triunfo se vino toda una campaña para afirmar que en estos próximos seis años estaríamos viviendo un suerte de Maximato. López Obrador sería el Plutarco Elías Calles del siglo XXI.
Si hiciéramos un conteo de notas, artículos, columnas y caricaturas que han sugerido o abiertamente han afirmado que Claudia Sheinbaum es y será una “títere” de Andrés Manuel, serían centenas.
Desde luego también las publicaciones externas que como el WSJ, han pretendido generar toda una cruzada golpeadora –como lo fue en la campaña electoral-; lamentablemente hay quienes siguen viendo a estos medios como los portadores de la verdad absoluta; se les olvida el papel que han jugado aquí y en otras naciones del mundo a favor de las metrópolis del poder y del dinero.
Bien dice él, Claudia “es estudiada” e “inteligente”, por lo que al destacar estas capacidades de la virtual Presidenta de México, contradice su propia afirmación de que López Obrador, “el que vive en frente”, es quien mandará.
Insisto, han sido un cúmulo de textos y caricaturas que de una u otra han manera pretendido restar capacidades e inteligencia, generando violencia de género, a una mujer que a decir de quienes la conocen, “es de carácter recio”, “sabe escuchar y se sabe imponer”; “es respetuosa, pero no se deja mangonear”.
Efectivamente Andrés Manuel López Obrador –como ha reconocido Joaquín López Dóriga- es el presidente más poderoso en los últimos 100 años. Es un político muy inteligente que si bien, surgido del PRI, ha hecho política de una manera muy distinta a la que hicieron otros presidentes priístas y que supo el significado “por el bien de todos, primeros los pobres”.
AMLO es un maestro, un doctorado en política; analista de Maquiavelo y lector de Fouché, “El genio tenebroso” (1929) del escritor austríaco Stefan Zweig; de la historia de nuestro país y observador de las enseñanzas del maestro Daniel Cossío Villegas, “El estilo personal de gobernar”.
Y es que López Obrador sabe que los de hoy, son tiempos muy diferentes a los del siglo pasado, y que Claudia Sheinbaum no es ni Emilio Portes Gil, ni Pascual Ortiz Rubio, tampoco Abelardo L. Rodríguez, quienes “gobernaron” sí, pero a la sobra de Plutarco Elías Calles.
Ha habido medios de comunicación como CNN que han señalado que hay analistas que consideran que “ella estará a la sombra de la política impulsada por AMLO”, pero no aportan más elementos que sus propias suposiciones o mala lecha que repiten otros igual como el Washington Post o New York Times de que Andrés Manuel “pretende aferrarse al poder”.
Sin embargo, como bien dice CNN, existe una “gran coincidencia entre López Obrador y Sheinbaum” y esa coincidencia es el proyecto de la Cuarta Transformación; sería muy torpe de su parte, para satisfacer a un puñado de analistas e intelectuales orgánicos de la derecha, que anunciara su rompimiento con un proyecto que ella misma ha venido impulsando desde la UNAM.
Por eso, hay otros analistas que consideran que “gobernará con independencia y tendrá su propio estilo” de hacer política desde Palacio Nacional. De esto dan cuenta los nombres de quienes formarán parte de su gabinete legal; pero seguramente la acompañarán otras y otros personajes del actual gobierno como ya ha anunciado.
Cuando Sheinbaum dijo que había leído una nota en el sentido de que debe “pintar su raya”, por obvias razones exclamó: ¡Nunca! Eso sería pintar la raya con el pueblo de México. ¡Nunca!
Efectivamente, ella sabe que hacerlo, es como romper con la población que admira y agradece a López Obrador; sería suicidarse políticamente, pero su preparación, capacidad e inteligencia le van a permitir gobernar con su propio estilo, con sus propias formas y no permitir, si fuera el caso, se le imponga un gobierno transexenal.
Su personalidad, inteligencia y capacidades, nos dice, como a mi compañero periodista, que Claudia no es ninguna pelele.
*Que no le cuenten…*
Cuando en 1980 José López Portillo buscó saber las simpatías hacia quien pudiera ser su sucesor, ordenó al líder nacional del PRI, Gustavo Carvajal Moreno, hiciera una consulta entre los tres sectores del tricolor (CTM, CNC, CNOP).
Carvajal sabía que gobernadores, ex gobernadores, dirigentes del PRI, visitaban al todo poderoso ex presidente Luis Echeverría Álvarez. Las columnas periodísticas hablaban que esos políticos eran asiduos visitantes de “Don Luis” a su casa en San Jerónimo Lídice y sugerían que podría relegirse.
Cuando López Portillo supo de sueños de LEA, de volver al poder, y sabía quiénes lo visitaban, advirtió una frase que se hizo famosa: «El que vaya a San Jerónimo, recibe el beso del diablo».
Entonces, JLP decidió acabar con la “rabia”, por lo que nombró a Luis Echeverría como Embajador Plenipotenciario… ¡En las Islas Fiji! Sí, hasta allá, bien lejos.