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Café con Adorno, por Raúl Adorno Jiménez: Se muerde la lengua Xóchitl al hablar de la mentira

Columna

Café con Adorno

Por Raúl Adorno Jiménez

Se muerde la lengua Xóchitl al hablar de la mentira

Xóchitl Gálvez se muerde la lengua cada vez que habla de mentiras
Xóchitl Gálvez se muerde la lengua cada vez que habla de mentiras

 * De nada sirven la propaganda y discursos aguerridos y emotivos de Xóchitl Gálvez, cuando al final de sus promocionales te invitan a votar por el PRI, el PAN y hasta por el devaluado PRD

 

 

“Vamos a derrotar al gobierno de la mentira con la verdad en el corazón”, expresa la candidata de la derecha a la presidencia de la República, Xóchitl Gálvez, quien se muerde la lengua al reconocer que es candidata del PRI y del PAN.

 

El PRI que fue el partido en el poder por muchas décadas, que estuvo al frente del país a través de las mentiras y las falsas promesas. Un PRI cuya metamorfosis pasó de los compromisos derivados de la Revolución Mexicana, a los proyectos de nación propuestos por los tecnócratas formados en universidades extranjeras, principalmente de Estados Unidos.

 

Tecnócratas que tenían como principio la privatización a ultranza y la entrega de la riqueza nacional a los emporios extranjeros que sólo llegaban a depredar nuestros recursos naturales y desnacionalizar nuestra economía, llevándose sus ganancias a sus países de origen.

 

“Los necesito a todas y todos en esta lucha”, refrenda la candidata, también del PAN, partido que cuando estuvo en el poder sólo profundizó las políticas de los tecnócratas del tricolor para darle vida al PRIAN.

 

El PRI y el PAN representan las banderas conservadoras que por muchos años generó alta inflación, constantes devaluaciones, desplome de la actividad productiva nacional a favor de las trasnacionales, siempre con el pretexto de que nos salía más barato importar que producir en México.

 

El PRIAN que provocó desempleo creciente, caída libre del poder adquisitivo a través de los topes salariales, jubilaciones y pensiones de hambre, sin dejar de lado los gasolinazos.

 

De nada sirven la propaganda y discursos aguerridos y emotivos de Xóchitl Gálvez, cuando al final de sus promocionales te invitan a votar por el PRI, el PAN y hasta por el devaluado PRD; esto deprime a cualquier mexicano que tenga memoria histórica y que no desea que ninguno de estos deteriorados partidos vuelva a tener el poder político en sus manos.

 

La candidata de lo que jocosamente llaman Fuerza y Corazón por México carga en su espalda enormes lozas de corrupción y depredación que representan esos partidos que hundieron al país en las crisis sexenales que cada vez generaban más pobreza, desigualdad e inequidad entre los mexicanos.

 

El PRIAN que permitió que mientras unos cuantos se llenaban las manos y concentraban más riqueza sexenio tas sexenio, la gran mayoría sufría despojo, exclusión de cualquier oportunidad de educación o trabajo digno, creando a los “ninis”, y por consiguiente provocando mayor pobreza y desigualdad.

 

Por eso, la guerra sucia no ha permeado entre la población, ni las campañas negras de narcopresidente o narcacandidata han hecho mella en la intención del voto a favor de Morena, no sólo porque carecen de credibilidad y falta de pruebas, sino que se trata de mentiras.

 

Cuando Xóchitl Gálvez se llena la boca diciéndole a Claudia Sheinbaum que es la candidata de la mentira, deja de lado que ella representa a los partidos de la mentira, el abuso, la corrupción, el enriquecimiento inexplicable de funcionarios públicos que se coludían con grupos empresariales que siempre se beneficiaron de contratos a modo y de obras que se prolongaban y costaban más de lo que las supuestas licitaciones proponían.

 

Es por ello, que la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador le apostó a que las grandes obras estuvieron y están a cargo y bajo el control del Ejército Mexicano, lo que para muchos críticos significa la militarización de México.

 

Sin duda, dejar que las fuerzas armadas metan las manos en los ámbitos públicos, siempre genera cierta incertidumbre de los alcances que pudiera tener hacia el futuro y como podría afectar la vida pública del país.

 

Sin embargo, hay que decirlo, también fue una táctica política de López Obrador para tener de su lado a las fuerzas armadas, no sólo por involucrar  a sus grandes ingenieros y arquitectos en el desarrollo de infraestructura, sino para que se mantuvieran a su lado y evitar con ello lo que ha sucedido en otros países con gobiernos democráticos, es decir, evitar cualquier tentación de un golpe de Estado.

 

Este es el coraje y la frustración de la derecha, pues no hay que olvidar, que los grupos oligárquicos siempre han utilizado al ejército para tirar a gobiernos democráticos que tocan sus intereses, privilegios y enormes ganancias bajo la sombra de gobiernos corruptos.

 

Qué tan bueno o malo será para México, la intensa participación de las fuerzas armadas en los ámbitos públicos y económicos, eso se tendrá que ver en el futuro y lo tendrá que lidiar la próxima presidenta que saldrá entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, aunque ésta última ya dijo que lo del César al César, y el Ejército Mexicano tendrá que regresar a los cuarteles o en el mejor de los casos, lo mantendrá en las calles combatiendo a la delincuencia organizada.

 

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Café con Adorno. Por Raúl Adorno Jiménez
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