Columna
Café con Adorno
Por Raúl Adorno Jiménez
¿En verdad Adán Augusto no sabía nada de La Barredora?
Agencia Parlamento y Debate.- Aunque es evidente que prevalece un linchamiento político y mediático en contra del actual coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López, también es difícil salir en defensa del ex gobernador de Tabasco, quien durante su periodo como titular del ejecutivo estatal, nombró como secretario de Seguridad Pública a Hernán Bermúdez Requena, hoy preso en el penal de máxima seguridad de El Altiplano.
Del ex jefe policiaco ya se han dicho muchas cosas en los medios de comunicación y las propias autoridades encabezadas por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, han dejado constancia que desde 2019 a 2024, Hernán Bermúdez Requena, (A) El Abuelo o “El Comandante H”, erigió un imperio delictivo en Tabasco, al tiempo que supuestamente estaba encargado de brindar seguridad a los tabasqueños.
De acuerdo a las investigaciones de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (Femdo), desde que fue designado secretario de Seguridad Pública Estatal (SSPE) por el entonces gobernador Adán Augusto López Hernández, reclutó a miembros de la policía estatal y utilizó los registros de ex convictos para obligarlos a integrarse a la banda, y así realizar delitos como robo de combustible en ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), “cobro de piso”, “levantones”, secuestros, distribución de narcóticos, extorsión y tráfico de migrantes.
El colmo era que el “Comandante H” coordinaba sus “operaciones” en las mismísimas instalaciones de la SSPE y “designaba” a agentes policiacos y unidades oficiales para que en coordinación con los principales operadores de la banda se obligara a propietarios de gasolineras a comercializar los combustibles robados, señalan documentos elaborados por la Femdo.
En los oficios que dieron origen a la causa penal 386/2025, y con ello a la orden de aprehensión federal que se libró en contra Bermúdez Requena y otros cómplices, se menciona el modus operandi del ex funcionario, quien además “delegaba el poder a los encargados de cada zona en los municipios o colonias de Cárdenas, Nacajuca, Centla, Tacotalpa, Centro, Macuspana, Jalapa, El Paraíso”, entre otros.
Ante toda la evidencia, el actual senador López Hernández, gobernador de Tabasco de 2019 al 2021, para después ser nombrado secretario de Gobernación, por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, hoy simplemente trata de deslindarse argumentando que él no sabía nada ni tenía ningún vínculo con las actividades delictivas de Bermúdez Requena.
Pues como dicen los clásicos si sabía malo y si no sabía de todos modos malo. Si el senador morenista tenía o no vínculos con el grupo delictivo de La Barredora, eso se tiene que esclarecer a través de las investigaciones que realice la Fiscalía General de la República (FGR), así como la Fiscalía General del Estado de Tabasco, ambas promoventes de sendas investigaciones que lograron que el Poder Judicial otorgara las órdenes de aprehensión en contra de Hernán Bermúdez, quien ahora será fundamental en las pesquisas para determinar hasta qué alturas políticas llegarán las indagatorias.
Hay que recordar que el propio fiscal general, Alejandro Gertz Manero, declaró en una conferencia del Pueblo, que en ese momento no se tenía ninguna carpeta de investigación que involucraran a Adán Augusto López, pero que habría que esperar la detención de “El Abuelo” o el “Comandante H” para determinar quienes podrían tener vínculos con La Barredora.
Tratar de incriminar desde ahora al senador López Hernández sería mera especulación, por lo que habrá que esperar qué acciones judiciales tomarán las fiscalías federal y/o estatal para involucrar o no al legislador morenista y a partir de ahí saber cual es su situación jurídica.
Sin embargo, como lo asegura una y otra vez el senador Adán Augusto López, que él no sabía ni tenía mayor información sobre las actividades delictivas de quien fuera su secretario de Seguridad ni cuando fue gobernador de Tabasco ni cuando fue secretario de Gobernación, lo que tampoco ayuda al actual coordinador de Morena en el Senado.
Porque resulta que cuando fungió como titular del Ejecutivo estatal y luego como titular de la política interna del país, nunca supo, nunca se enteró de lo que hacía Bermúdez Requena prácticamente en sus narices, lo que delataría su incompetencia o de plano su negligencia para ejercer ambos cargos, lo cual también podría acarrearle acciones penales en su contra.
La cosa es que para un lado o para otro, el senador Adán Augusto López tendrá que responder si es que se inicia un proceso jurídico en su contra, pero más allá de eso y de cuál sea el desenlace de las investigaciones, de momento el legislador tabasqueño ya se convirtió en una carga para Morena y, sobre todo, para el proyecto del segundo piso que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum.
Columnistas como Jorge Zepeda Patterson ya opinan que Adán Augusto tiene los días contados como coordinador de Morena en el Senado. Es más, el columnista señala que “la defunción política de Adán Augusto López fue resultado de la divulgación de la orden de aprehensión en contra de Hernán Bermúdez Requena, ex secretario de seguridad pública de Tabasco, acusado de dirigir el cártel La Barredora”.
No obstante, el senador tabasqueño hace como que la virgen le habla y sostiene que en ningún momento piensa separarse de su cargo, dejando de lado que su presencia ya empieza a ser incomoda para propios y extraños, sin dejar de lado que daña la imagen del movimiento de la 4T.
En anteriores colaboraciones lo dije, lo mejor para el senador López Hernández, es que entienda que nadie puede estar por encima del movimiento, y cualquier interés personal debe hacerse a un lado para no demeritar a Morena, por ello pienso que antes que le llegue el agua al cuello, el tabasqueño debería renunciar a la coordinación de los senadores morenistas, porque repito: si sabía malo, si no sabía igual de malo.
Es menester recordar lo que el propio Adán Augusto López dijo alguna vez al referirse a las andanzas delictivas de Genaro García Luna, argumentando que era casi imposible que el entonces presidente Felipe Calderón no supiera de dónde estaba metido su secretario de Seguridad Pública federal, luego, entonces ¿esto no podría aplicarse para él mismo?
