Columna
Café con Adorno
Por Raúl Adorno Jiménez
A Trump se le viene el mundo encima

Agencia Parlamento y Debate.- Así como Nerón en su momento tocaba el arpa, mientras ardía Roma, Donald Trump jugaba golf mientras se desplomaban los mercados globales. Esa es la medicina amarga que le está recetando el presidente de Estados Unidos a la economía mundial, según él para que la Unión Americana recobre su esplendor y su grandeza, aunque de acuerdo a los resultados en las bolsas de todo el mundo, la oleada del desastre amenaza ya la economía de los propios estadounidenses que estarían al borde de una recesión económica.
En este espacio he sostenido que los únicos capaces de frenar a Donald Trump, son los propios estadounidenses y, si se sienten lastimados los dueños del dinero que apoyaron en su campaña al magnate neoyorquino, tal como lo están resintiendo ya los magnates del mundo financiero al sufrir grandes pérdidas de dinero.
Basta mencionar que las grandes tecnológicas mundiales, conocidas como las siete magníficas –Apple, Nvidia, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta y Tesla– han perdido más 5.3 billones de dólares de capitalización en los últimos meses, según reportes periodísticos.
Lo anterior, en un ambiente en el que los mercados internacionales se hunden arrastrados por la guerra arancelaria que inició la administración de Washington y se extiende por todos los países del mundo, desde Europa hasta Asia, sin descontar toda América ante la amenazante o eminente recesión económica mundial.
Según la agencia EFE, los datos de mercado al cierre del pasado viernes, la capitalización bursátil de dichas compañías se ha reducido de forma drástica, y ninguna de ellas logra mantener los 3 billones de dólares de valor en bolsa que llegaron a registrar meses atrás, como en el caso de Apple, Microsoft o Nvidia. En concreto, la capitalización de Apple ha pasado de los 3.89 billones de dólares a los 2.83 actuales.
De igual forma, Nvidia ha reducido su capitalización bursátil de los 3.71 billones de dólares, hasta los 2.3 billones, mientras que en el caso de Microsoft ha descendido hasta los 2.68 billones de dólares (frente a los máximos de 3.38 billones).
Es así que estos monstruos de la economía internacional y que en su momento apoyaron a Donald Trump para que regresara a la Casa Oval, tendrán que salir a sacarle tarjeta amarilla o de advertencia al presidente estadounidense que les está causando pérdidas a raudales.
Por otra parte, el sábado pasado miles de manifestantes se reunieron en Washington, D.C., y en la mayor parte de los estados de la Unión Americana, como parte de unas mil 200 manifestaciones que se movilizaron en lo que fue la primera protesta masiva en contra del presidente Donald Trump y su aliado multimillonario Elon Musk desde que lanzaron una iniciativa para revisar el gobierno y ampliar la autoridad presidencial.
La multitud creció a lo largo del día, pronunciándose en contra de las políticas económicas instrumentadas por Mr. Trump que ha significado importantes recortes para educación y la salud, donde ha habido despidos masivos de empleados que se desempeñaban en esos sectores, política promovida por el asesor de cabecera del presidente, el hombre más rico del mundo, Elon Musk.
Con el beneplácito de Trump, el equipo del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que encabeza Musk ha eliminado a más de 200 mil puestos de trabajo de los 2.3 millones de empleados federales. Los despidos se han dado sin ton ni son, e incluso ha afectado a especialistas que se consideraban necesarios para el gobierno de Estados Unidos.
Es así que, en días pasados, el Servicio de Impuestos Internos empezó a despedir a más de 20 mil trabajadores y eso que para el gobierno de Trump resulta prioritario cobrar impuestos para mejorar sus estados financieros.
De acuerdo a reportes periodísticos, las agencias internacionales de información, recogieron testimonios de entre los miles de manifestantes que se pronunciaron en contra de las políticas de Trump, donde incluso había quienes había votado por el magnate neoyorquino y salieron a las calles a expresar su desilusión y desencanto.
Pero no sólo eso, las acciones emprendidas por Trump imponiendo nuevos y agresivos aranceles, ya prendieron los focos rojos y han impulsado al Congreso Estadounidense a tomar medidas para frenar al empresario inmobiliario, e incluso un número cada vez más creciente de republicanos, se ha acercado a los demócratas para expresar su interés para tomar cartas en el asunto y ver qué hacen de manera conjunta para que haya un viraje en las políticas trumpistas.
Después de que el Senado, liderado por el Partido Republicano, le hiciera una rara reprimenda a Trump, el miércoles al votar para deshacer sus aranceles contra Canadá, los legisladores de ambas cámaras están sopesando medidas adicionales para frenarlo.
Los senadores están estudiando otros mecanismos para rescindir los aranceles existentes de Trump y limitar su capacidad para imponer otros nuevos. Los demócratas de la Cámara de Representantes están explorando formas de forzar una votación para revocar los aranceles contra Canadá y tantean el terreno para atraer el apoyo de los republicanos.
Estos esfuerzos tienen una batalla cuesta arriba, ya que cualquier resolución para deshacer los aranceles de Trump, o una nueva ley que afecte a sus poderes, tendría que sortear un veto presidencial. Pero el nivel de apoyo en el Congreso podría afectar al cálculo político del presidente en torno al uso de los impuestos sobre las importaciones a Estados Unidos como pieza central de su agenda.
El senador Chuck Grassley, republicano por Iowa, aliado de Trump y tercero en la línea de sucesión a la presidencia, presentó en días pasados un proyecto de ley junto con la senadora Maria Cantwell, demócrata por Washington, que reafirmaría la autoridad del Congreso y restringiría el poder del presidente para imponer aranceles.
Si algo les queda claro a los republicanos, es que, pese a los sueños guajiros de Donald Trump de obtener un tercer mandato, lo cierto es que al neoyorquino sólo le restan poco más de tres años y medio de gobierno, pero de suscitarse la recesión y se golpea a los bolsillos del pueblo estadounidense, seguramente se las cobrarán a los congresistas republicanos que el próximo año tendrán que enfrentar elecciones y podría perder escaños en cascada.