Columna
Café con Adorno
Por Raúl Adorno Jiménez
Quitar mayoría calificada a Morena, prioridad de la oposición
Agencia Parlamento y Debate.- Los partidos de oposición, particularmente el PAN, se quejan de que desde la mañanera que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, la titular de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, haya echo sus proyecciones de cómo quedarían las cámaras de diputados y senadores.
Obviamente se quejan que desde esa tribuna que se ha convertido en el medio de comunicación de la Presidencia de la República que incluso compite con los noticieros mediáticos más importantes del país, en cuanto a audiencia, se haya dado a conocer las proyecciones que le dan una mayoría calificada a Morena y sus aliados en la Cámara Baja y a dos o tres senadores de lograrla en la Cámara Alta.
Sin lugar a dudas, la oposición tiene razón al alegar que esa tarea le toca al Instituto Nacional Electoral (INE), quien legalmente es el encargado de decidir que porcentaje de plurinominales le toca a cada partido, y aquí es muy importante recalcar, que las plurinominales se distribuyen de acuerdo al número de distritos que ganaron cada partido, no por coalición.
Una vez que el INE haya distribuido las curules y escaños que le toca a cada partido, ya sumando uninominales (es decir, las que se ganaron en las urnas) más las pluris que se reparten de acuerdo al porcentaje de votos que se obtuvieron y que permiten la representación en el Congreso de las minorías perdedoras, pero, sin dejar de lado, que también le tocan al partido triunfador, siempre de acuerdo al número de votos que ganó cada partido.
Una vez que el INE dé a conocer sus cifras, cualquiera de los partidos puede promover su inconformidad ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), mismo que será el encargado de dictaminar la calificación final de las elecciones del pasado 2 de junio y podría o no ordenar una posible modificación de la distribución de acuerdo al partido que representan los legisladores en ambas cámaras.
Hasta ahí estamos de acuerdo, pero ante la queja de la oposición de la posible injerencia del Poder Ejecutivo al dar a conocer su proyección de la distribución de diputados y senadores, se deja de lado la sobrerrepresentación mediática que en la mayoría de los medios de comunicación se ha dado para intentar quitarle la mayoría calificada a Morena y sus aliados.
La oposición basa su reclamo al señalar que la coalición Juntos Haremos Historia no alcanza esa mayoría calificada, ya que rebasarían el 8 por ciento que la ley permite como sobrerrepresentación, pero dejan de lado que la Constitución en su artículo 53 establece que en ningún caso un partido político puede tener un porcentaje de diputaciones mayor a un 8 por ciento respecto a su porcentaje de votación.
Nunca se habla de coaliciones como lo argumenta la oposición y la comentocracia que en su desesperación ante la terrible derrota que sufrieron en las urnas, intentan sabotear de cualquier forma, la decisión mayoritaria del pueblo mexicano de otorgarle al gobierno que encabezará la doctora Claudia Sheinbaum las herramientas suficientes para que pueda concretar su proyecto de gobierno.
Hay que precisar que la mayoría calificada que estaría compuesta con un mínimo de 334 diputados en la Cámara Baja, y de al menos 86 senadores en la Cámara Alta, se requieren para lograr las reformas constitucionales que impulsaría el gobierno federal en turno para lograr sus propósitos, entendiéndose que lo hacen por el bien de México,
Pero ya lo comentó el actual coordinador de la diputación panista, Jorge Romero Herrera, y muy posible próximo dirigente nacional del PAN, que se opondrán a cualquier reforma legislativa que ellos consideren violatoria de la Constitución, cuando lo que está en juego es precisamente reformas constitucionales que permitirán concretar el proyecto de nación que impulsa la Cuarta Transformación y que habrá de consolidar la próxima presienta Claudia Sheinbaum.
En una entrevista radiofónica el legislador, por una parte, habla de su deslinde o “pausa” en su relación aliancista con el PRI, pero al mismo tiempo lo llama a mantenerse unidos para cerrarle el paso a la Cuarta Transformación, porque seguramente quiere que vuelva el esquema de negocios forjada entre políticos y empresarios que derivaron en enriquecimientos escandalosos, y empobrecieron a más del 50 por ciento de los mexicanos.
El panista comentó que el blanquiazul necesita estar más cerca del pueblo, de la gente, retomando nuevamente sus ideales y doctrina, que tiene como fundamento, defender a los empresarios. Pareciera que el pueblo común lo tiene sin el menor cuidado, porque habría que preguntarle al diputado federal si seguirán votando en contra de los presupuestos anuales del Gobierno Federal que canalizan importantes recursos a los programas sociales.
Entonces ¿cómo se supone que se van a acercar al pueblo? ¿qué ofrecerán en lugar de los programas sociales? Porque hay que decirlo, los dos gobiernos panistas que encabezaron Vicente Fox y Felipe Calderón, no ofrecieron otra cosa que más de lo mismo, es decir, prosiguieron con la tendencia neoliberal que sembraron los priistas Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.
Por eso la gente votó en su contra, porque simplemente la dichosa coalición del PAN-PRI y los residuos del PRD, develaron lo que siempre se dijo, que el PRIAN eran la misma cosa, eran la misma gata nada mas que revolcada. El mismo proyecto de entregar a la iniciativa privada todo aquello que significaran jugosos negocios como la energía eléctrica o el petróleo.
Por eso estaban desmantelando a la Comisión Federal del Electricidad y a Petróleos Mexicanos, sin importar que al dejar al libre mercado los suministros de energía eléctrica o hidrocarburos como la gasolina, se fueran a precios estratosféricos y de imposible acceso para una gran mayoría de la población.
En fin, la moneda está en el aire y habrá que esperar la decisión del INE para ver como distribuye los lugares en ambas cámaras legislativas, y cómo habrá de resolver el TEPJF, porque lo demás seguirá siendo una estira y afloja con el propósito de presionar a las autoridades responsables para que jalen para un lado o para otro, aunque, también hay que decirlo, entre más tarden mayor incertidumbre e inestabilidad significarán para México.