Desde mi punto de vista, el principal error del equipo de Xóchitl Gálvez es haberse enfrascado en un debate, no con su principal contrincante que es Claudia Sheinbaum, sino con el presidente López Obrador
Café con Adorno
Reforma prioritaria para la próxima legislatura
Por Raúl Adorno Jiménez
Una y otra vez, está a debate si se deben bajar o no las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que según la actual ley electoral, se limita o se prohíbe al gobierno federal en turno difundir sus programas de gobierno o a participar de alguna u otra manera en los procesos electorales.
A la letra la ley determina:
Durante el tiempo que comprendan las campañas electorales federales y hasta la conclusión de la jornada comicial, deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación social de toda propaganda gubernamental, tanto de los poderes federales y estatales, como de los municipios, órganos de gobierno de la Ciudad de México, sus alcaldías y cualquier otro ente público. Las únicas excepciones a lo anterior serán las campañas de información de las autoridades electorales, las relativas a servicios educativos y de salud, o las necesarias para la protección civil en casos de emergencia.
Cabe recordar que este mandato legislativo se promovió principalmente después de las elecciones del 2006, cuando el entonces presidente Vicente Fox se desvivió apoyando a Felipe Calderón (al que por cierto nunca quiso como candidato), lo que motivó al entonces aspirante del PRD, Andrés Manuel López Obrador, a invocar “el ya cállate chachalaca”.
Tras los resultados que todos sabemos, que llevaron a Felipe Calderón a la Presidencia de la República (haiga sido como haiga sido), la izquierda en ese entonces representada por el PRD, aunque apoyado por el PRI, para después consensar con el PAN, lograron consolidar las reformas que limitaban e incluso prohibían cualquier intromisión del Poder Ejecutivo en las campañas, al grado que durante tres meses antes de la elección, desde el gobierno en turno no se puede promover ninguno de sus programas o logros, ni mucho menos manifestarse a favor o en contra de cualquier candidato o partido político.
Es por ello, que la candidata de la derecha Xóchitl Gálvez ha insistido en que deben bajarse las mañaneras, pues la ve como una clara intromisión del presidente Obrador en la actual campaña hacia las elecciones de junio para la Presidencia de la República.
Desde mi punto de vista, el principal error del equipo de Xóchitl Gálvez es haberse enfrascado en un debate, no con su principal contrincante que es Claudia Sheinbaum, sino con el presidente López Obrador, quien a pesar de las campañas negras en su contra como la de narcopresidente, sigue tan campante en sus mañaneras, gozando de una alta popularidad, según las encuestas realizadas en torno a su persona.
En este sentido, la candidata de la derecha se ha topado con la enorme popularidad de López Obrador, y más que sumar puntos, Xóchitl Gálvez sigue en caída libre, incluso ya abandonada por los líderes del PAN, PRI y hasta el ahora impresentable PRD.
Cuando hablo de la reforma prioritaria para la próxima legislatura, sin dada, se tendrá que revisar la actual ley electoral para quitar la mordaza que se impuso al Poder Ejecutivo, porque hoy la oposición se regodea descalificando y criticando todo lo hecho por la administración pública en turno, es decir, toda la libertad para criticar, incluso con mentiras o verdades a medias, pero se deja sin posibilidad de respuesta al presunto aludido.
Además, con todo lo que hemos vivido en este proceso electoral, donde hubo pre-precampañas y más precampañas que quedaron como mero actos de simulación, hasta llegar a las actuales campañas, es claro que la actual ley quedó como letra muerta.
También es necesario revisar y en su caso modificar, lo que yo llamaría la ley mordaza contra el Ejecutivo, porque simplemente quedó rebasada por mucho, aunque el hecho es que es una ley vigente y si finalmente la realidad nos dice que no se cumple, debe pensarse en modificarse para quitar cualquier restricción al debate, a la réplica y contrarréplica.
Además, ha generado un debate entre qué es más importante, si le ley electoral que limita la participación del gobierno en turno en los procesos electorales o la libertad de expresión que protege la Constitución. También habría que diferenciar entre la libertad del presidente para debatir cualquier tema, y el posible desvío de recursos públicos para apoyar a cualquier candidata o candidato, eso sí debe castigarse con toda severidad.
Habrá quien podría argumentar que hacer prevalecer la libertad de expresión, podría provocar excesos, principalmente por parte del gobierno en turno, quien tendría manga ancha para utilizar todo el aparato de gobierno para promover a su candidato, pero ¿no es esa la queja de la oposición de hoy y de siempre? Posiblemente habría que analizar cómo regularla para no caer precisamente en esos excesos, pero sin duda se debe terminar con la simulación.
Por cierto, prevalece entre la oposición de derecha y la comentocracia la queja de que se utiliza todo el poder del Estado, cuando en sus mañaneras el presidente López Obrador expone sus puntos de vista u opiniones sobre alguna situación que se vive en el país, pero se deja de lado que gran parte del aparato compuesto por la mayoría de los medios de comunicación están volcados a atacar un día sí y otro también la gestión del primer mandatario.